De Los Arcos a Logroño


Los Arcos fue la última pernoctación en Navarra. Ella se despidió con un amanecer espectacular y una etapa relativamente fácil entre campos de tempranillo que anunciaban a La Rioja vecina. De aquí hasta Logroño hay muy pocos pueblos, así que hay que calcular las reservas de agua. De todas formas los racimos de uvas pueden ayudar (aunque se recomienda lavarlos si sois algo escropulosos).

Último amanecer en Navarra

La baja densidad de pueblos acumula peregrinos en sus
cafeterías y aumenta el nivel de cachondeo
La vendimia estaba en el momento álgido, en algunos lugares seguían el proceso tradicional pero empleando Igors y Mohammeds, por otro lado, con maquinarias que levantaban nubes de polvo pilotadas por veteranos. Referente a la elaboración solo habían fábricas que zumbaban y alguna que otra bodega donde habían coches de turistas en la puerta. A las fábricas se puede entrar con un poco de educación y suerte, en las bodegas hay que pagar para que te cuenten como se HACÍA el vino.

Estampa pre-riojana
Si algo tiene de espectacular esta jornada es el pueblo de Viana, último de Navarra. Está a rebosar de energía y monumentos notables aunque al entrar parezca algo decepcionante. Me llamó la atención las ruinas de un gran convento. En este país hay varias causas para que un convento esté en ruinas: las desamortizaciones a la iglesia del siglo XIX, las luchas de clase, la guerra civil, desastres naturales,... ninguna de ellas, eran los franceses de Napoleón en retirada, que aparte de expoliar, volaron muchas obras arquitectónicas en su vuelta a casa después de Bailén, tal como me explicó un catedrático de historia de las baleares que fue mi guía cultural y espiritual de las siguientes jornadas.

Logroño no me gustó tanto como Viana, es grande, y su casco histórico pequeño y lleno de transeúntes. Me llamó mucho la atención unos grabados en la fachada de la iglesia donde se puede leer que la ciudad agradece a Franco su cruzada contra el comunismo, es decir, que 30 años después de la muerte del dictador ni el gobierno ni la iglesia han considerado oportuno retirar el grabado: "España, vencedora del comunismo en las cruzadas que levantó en su día, busca la paz del imperio por la unidad, por lo grande, por la libertad y en el signo de Franco caudillo: VIVA ESPAÑA".

Si algo distingue a todos los peregrinos son las ganas de hacer broma cuando se plantea la más mínima ocasión. El caso fue que cuando hablaba por teléfono, todos se pusieron a patalear a mi alrededor.

Peregrinos de 5 países distintos burlándose de una
conversación telefónica madre-hijo

Compañeros de camino
Otra cosa que pasó en Logroño y surrealista donde las haya fue encontrarme la Policía Nacional en el albergue. La causa: un peregrino italiano los había llamado porque el agua de la ducha salía fría. Lo peor de todo es que me acababa de duchar con agua caliente y si hubiera sido fría tampoco hubiera pasado nada. Lo peor es que se justificaba diciendo que como había pagado 3 euros tenía todo el derecho a recibir agua caliente. Gracias a Diós, ese fue el último día que me lo encontré.

Empezaba La Rioja, cargada de uvas y leyendas, y acababa Navarra. Sobretodo empezaba un sentimiento de fuerza y confianza que se hacía más grande cada día al ver que lo lograbas y que aún me dura. Esta sensación era adictiva y no me extrañó que días más tarde, en Mansilla de las Mulas me encontrara un basco en su peregrinación número 18 (ida y vuelta). 

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